El pasado mes de noviembre, el Frente Polisario denunció que las dosis de vacunas contra el Covid-19, no llegaban al Sahara por parte de España. Esto se debía a que durante meses se congeló cualquier envío a los campamentos de Tindouf, vulnerando el plan de “vacunación solidaria” diseñado por los Ministerios de Exteriores y Ministerio de Sanidad. En dicho plan, se citaba como prioridad, a los antiguos habitantes de la provincia 53 de España: la población saharaui. El documento, sugería literalmente “la posibilidad de plantear y realizar acciones bilaterales en contextos humanitarios de especial interés o en los que la experiencia de la Cooperación Española pueda aportar valor añadido a las operaciones como el de los refugiados saharauis”
La estrategia del Gobierno inicialmente era hacer llegar las vacunas a través de ACNUR y la ONU, sin tratar directamente con la contraparte local, para no herir la sensibilidad del vecino marroquí. Pero Acnur, rechazó esta propuesta y no quiso asumir esa gestión, a lo que el Gobierno reaccionó bloqueando el envío. Dicho bloqueo, llegó propiciado por la terrible crisis entre Madrid y Rabat, por diversos motivos desencadenados por la hospitalización humanitaria del líder del Frente Polisario Brahim Gali, hecho que provocó la llegada de miles de migrantes a Ceuta con la apertura voluntaria de las puertas, entre otras. En ese momento se volvió a abrir el debate social, de ¿hasta cuándo la ocupación ilegal consentida de Marruecos?. «Del Sahara no se habla», esa es la respuesta del monarca marroquí, que presume de una falsa apertura del país, a costa de un territorio que no es suyo.
Con toda esta crisis diplomática, la situación empeora en Tindouf y podemos afirmar que tan solo un 0,56 % del total estimado de 176000 refugiados saharuis, ha recibido la vacuna contra el Covid-19 y de las 38200 dosis que llegaron a Tindouf para administrar a la población de los campamentos, ninguna procedía de España. El hecho de ser citados expresamente, como prioridad, no impidió que sigan siendo los grandes olvidados, también para la recepción de vacunas. Argelia o Cuba, han sido los grandes donantes entre otros países, pues cabe recordar los lazos históricos y el compromiso que ambos países tienen con la RASD y su población. Las primeras 5000 dosis, fueron enviadas por Argelia y se priorizó al sector de la ancianidad.
El excedente de vacunación, sobre todo de Astrazeneca, comenzó a ejecutarse a principios del año pasado, después de que se iniciara la vacunación en España en diciembre de 2020. Así, han logrado donar casi 7 millones de suero a once países de América Latina, aunque se habían reservado 2 millones para otros contextos humanitarios. Lo que ha sonado bastante extraño es que se hayan enviado mas de 6,5 millones de dosis a naciones de América Latina, siendo que además estos países latinos estaban cubiertos con otras categorías como “países menos adelantados” y “países socios de la Cooperación Española donde no esté garantizado el acceso del 20% prioritario de la población”. Pero entonces ¿a qué se debe esta forma de actuar por parte del Gobierno y sus socios?
Se entienden que las razones son meramente políticas, pues no hay razón alguna para no contestar a una carta, remitida por el frente polisario y que pasó por la Agencia española de Cooperación (Aecid), donde se solicitaba ayuda en el plan de vacunación, como antigua colonia española, sin embargo, no ha existido voluntad alguna por parte del Gobierno de España, para paliar la crisis sanitaria que se agravó con el cierre de fronteras al inicio de la pandemia. Mas allá de no contestar formalmente, tampoco ha existido la voluntad de sentarse a la mesa para dialogar, evitando así cualquier trato directo con el Gobierno representativo de la RASD.
Tras la denuncia del Polisario, algunos políticos de la oposición, como Carlos Mulet y algunos medios periodísticos sobre la mala gestión deliberada en contra de la vacunación en el Sahara, el Gobierno desbloqueó la situación en Diciembre de 2021, y prometió el envío de 50 millones de dosis, de las cuales 20 millones serían para países africanos y también para la población refugiada saharaui. Aunque a fecha de hoy, 27 de enero, no ha llegado ninguna dosis de las prometidas, se estima que de haber habido un plan adecuado de vacunación, se habría evitado que la pandemia se intensificara en Tindouf, pues desde el inicio de la campaña del covid,(según datos del ministerio de salud del Frente Polisario) se han reportado un total de 1875 contagios, de los cuales se han contabilizado 78 fallecimientos y 1744 fueron dadas de alta. Estas son cifras que pueden variar, porque hay población que enferma y no asiste al médico, aunque los casos de la última semana de 2021, fueron de 23 positivas, 1 fallecida y 12 personas fueron dadas de alta.
Es lamentable la situación a la que se ha llegado con los saharauis que muchos de ellos y ellas han nacido en territorio español. Una historia de colonialismo que arrastra estos lodos y que no pueden ocultarse a pesar de lo que pretenda Moncloa con su silencio. De hecho, si hoy, sigue sobre la mesa este conflicto, es por la visualización, de todos estos años, que ha tenido la causa. Para el pueblo español, la libertad del pueblo saharaui es una prioridad y lo hacen saber desde el asociacionismo pro-saharaui que existe en nuestro país. La sensibilidad al respecto está a flor de piel y las personas simpatizantes de la causa, no retroceden ni un paso, manteniéndose fiel año tras año. Esto choca con la postura política estatal que desde hace 46 años mantienen los Gobiernos españoles de diversos colores y que siguen mirando hacia otro lado, tratando de contentar al ocupante marroquí invasor del territorio saharaui.
Desgraciadamente, el pueblo saharaui, ha pagado y sigue pagando las consecuencias de una potencia como España, que no sabe enfrentarse al “vecino alauita”, cediendo en los derechos humanos de la población. Derechos que son pisoteados con violencia extrema, día tras día en el Sahara Occidental ocupado por Marruecos y otros derechos primordiales como son la educación, la salud o la autogestión de su país con los recursos naturales. España sigue vulnerando la vida de la población saharaui, que permanece en el exilio mientras se sigue permitiendo el expolio de un país, dividido por un muro de 2750 km sembrado de minas.
Mientras tanto, nos seguimos preguntando ¿Cómo se pudieron hacer las cosas tan mal en aquel proceso de descolonización que obligó la ONU? ¿Cómo puede ser que en el siglo que estamos, Europa siga permitiendo que cerca de 200000 personas permanezcan en el exilio por causas políticas del primer mundo? Con todas estas preguntas seguimos y sigue el pueblo saharaui enfrentándose a la supervivencia, en una época de hastío por el refugio que dura ya casi medio siglo, con estos dos años últimos que han sido convulsos por la guerra que estalló hace más de un año y por el programa vacaciones en paz que lleva dos años suspendido, con las terribles consecuencias que ello conlleva. El programa de acogida estival estrechaba lazos entre las familias de acogida y las familias de los campamentos y beneficiaba a la población entre 8 y 12 años, para pasar los meses más duros en el extranjero, tratando enfermedades y disfrutando de otra vida. Nos queda seguir luchando, cooperando de forma humanitaria, política y denunciando el papel ruin de nuestros políticos españoles, incapaces de otorgar el referéndum de autodeterminación del Sahara Occidental y la salida inmediata del ocupante marroquí.
Redacción de Ester Montalbán.
