CULTURA SAHARAUI

NACIMIENTO Y BAUTIZO

   Muchos saharauis tienen sus hijos en su propia casa, en la Jaima, ayudados por comadronas expertas. Esto se debe a la escasez de medios de transporte para su traslado al hospital materno-infantil o al hospital de la Wilaya, donde habitualmente se atienden los partos con algún tipo de dificultad.  Aunque cada vez más las jóvenes madres eligen la opción de tener a sus pequeños en humildes salas de hospitales.

A los siete días del nacimiento, se organiza una gran fiesta de celebración en la que se proceden a la elección del nombre, que se deja al azar, eligiéndose entre los de los abuelos, tíos y demás predecesores. Las abuelas materializan cada nombre con un palito y la madre, con los ojos tapados elige. Además del rito del nombre, existe la ceremonia del ofrecimiento al sol. Esta ceremonia se lleva a cabo aunque el niño haya fallecido antes de los siete días.

Es una de las ceremonias más importantes que se celebran en la sociedad saharaui.
Siete días después de la llegada al mundo del recién nacido (sea chico o chica), la familia organiza la ceremonia de la ‘Akika’ para darle nombre. Normalmente, la familia escoge siete nombres que suelen ser nombres de los tíos, de los abuelos, o de algunos beatos, y de ciertas personalidades sociales. Entre los siete nombres propuestos se escoge uno por sorteo; en este caso, las mujeres asignan siete nombres a siete bastoncitos, y luego entregan los bastoncillos a la madre que no estuvo presente en el momento de asignar nombres. Así escoge un bastoncito, hecho que repite tres veces.
La tercera vez, el bastoncito escogido por la madre, servirá para dar nombre al recién nacido.
La ceremonia del bautizo, separa a los hombres de las mujeres, y lo celebran con comidas abundantes y copiosas y mucho te. Mientras tanto se escucha musica “houl”, para alegrar el ambiente.
La madre, que suele estar convaleciente en estas fechas, es asistida en todo momento por familiares y amistades presentes en el lugar.

EL MATRIMONIO

   El matrimonio saharaui comienza con el rito de la dote, llamada “d´fuâ”, en el domicilio de la familia del pretendiente, en un gran cortejo al que suelen asistir la familia del novio, sus parientes y amigos más cercanos.
Esta dote, la paga el novio, cuyo importe puede variar según la situación social y financiera del pretendiente.
Suele constar de varias reses de ganado, de varios cortes de tela para confeccionar la “mlehfa”, la prenda tradicional de la mujer saharaui., así como de varios perfumes, elaborados localmente y llamados “Ljmira” , de incienso y, de varios kilos de té y azúcar, amén de las joyas, de la ropa para la novia y de algunos muebles y enseres.

La dote en la provincias saharauis suele tener una atención muy especial, hasta el extremo de que muchos se extralimitan y exageran en la misma, ya que connota una serie de valores tribales relacionados con la caballerosidad, la generosidad y el empeño del pretendiente por mostrar su amor a la futura esposa y su consideración a la familia y tribu de la misma, a más de otras consideraciones inherentes al lugar que ocupa la mujer en la sociedad saharaui.

Una vez llegado el día de la boda, y en previsión de la llegada del cortejo nupcial del novio, la familia de la novia suele levantar una gran tienda de campaña, llamada “Jaimat ar-rag”, donde recibe al cortejo el cual ofrece la dote “dufuú” y se celebran los banquetes y se tocan los tambores y panderos en una gran fiesta.

A la noche de la boda, una mujer, llamada en las provincias saharauis la “m´alma”, es la encargada de trenzar y teñir a la novia con alheña y con los más prestigiosos perfumes locales. La recompensa de la “m´alma corre a cargo del pretendiente, quien procura ser muy generoso en la misma, ya que tal recompensa será objeto de las discusiones de ambas tribus, particularmente entre las mujeres.

Los festejos de boda se mantienen ininterrumpidamente a lo largo de tres días.

Cuando llega la segunda noche las amigas de la novia, la esconden, en una ceremonia llamada “teruagh” y cuyo objetivo consiste en conferir cierto aire de esparcimiento y suspense a la boda, ya que las amigas de la novia desafían al novio para encontrar a su esposa, por lo que éste debe esforzarse para encontrar a su consorte, como muestra de su amor y consideración a la misma.

A la novia se la suele ocultar en una tienda de campaña de la tribu vecina, donde recibe una atención especial y se le regalan los más variados obsequios y perfumes, ya que la tribu escogida para acoger a la novia, se siente honrada por haber sido escogida.
Mientras tanto, el novio se esfuerza en encontrar a su esposa, acudiendo a la ayuda de sus amigos más cercanos a los que utiliza para espiar, buscar noticias sobre la esposa, y hacer conjeturas sobre su posible escondite.

Y sólo en la tercera noche, se entrega la esposa a su consorte en un alegre cortejo, en medio de los gritos de júbilo, mientras redoblan los tambores y suenan las canciones de boda en idioma “hassaní» y poemas que destacan las virtudes de ambas tribus y que ensalzan las nociones de generosidad y coraje.

La primera noche de matrimonio suele tener lugar en el domicilio de la familia de la esposa, mientras que la última noche de boda suele denominarse entre los saharauis “Aheshlaf”, es decir la culminación, ya que ambos esposos pasan la noche en el mismo lugar.

A continuación, todo el mundo acude a casa del esposo, donde puede contemplar a la esposa llevada en un grueso paño, mientras que ella se resiste simbólicamente. En la misma noche, se obsequia a la esposa un regalo, llamado “amrouk”. A continuación, la madre de la esposa envía a la familia del esposo un regalo, denominado “al-fashja”, constituido por la mitad de las arras que el marido había entregado como dote “dufu´u”, con algunos regalos suplementarios.

Más tarde, ambos consortes proceden a reflexionar juntos sobre la incorporación de la consorte al domicilio conyugal.

HOSPITALIDAD

   Esta tradicional virtud árabe se muestra en numerosas costumbres saharauis. La mujer ha de cocinar siempre raciones de más, por si se presentase a cualquier hora un vecino, amigo o vecino al que hubiese que dar de comer.

Suelen recibir a los amigos con colonia que tienen en bonitas botellas llamadas “marrasas”.

La comida típica de la zona es el cuscus, (granos de sémola cocinados con verduras al vapor) pero abundan infinidad de platos típicos cocinados con arroz. También son muy habituales los “pinchitos” hechos de carne de camello.

LA JAIMA SAHARAUI

   Se considera como la primera unidad social saharaui, según la historia. Es el lugar de alojamiento, y el conjunto de las relaciones que unen los miembros de una misma familia.
La tienda la extienden mediante dos pilares opuestos, enlazados con una cuerda atada al suelo por medio de anillas, y envuelta en una tela. La puerta de la tienda siempre abre hacia el sur. Y tiene dos partes divididas para hombres y mujeres.

«FRIG» (CAMPAMENTO)

   Se le llama así, al conjunto de tiendas de campaña, en un espacio delimitado, donde se reúnen todas las condiciones de producción: rebaño, pastoreo, tiendas de artesanía, tienda para el “fkih” (imán) y de un lugar destinado al rezo, que suele ser un espacio de arena y rodeado de piedras. Orientado, eso sí, a la Meca.

LA VIDA EN EL DESIERTO SAHARAUI

Las provincias saharauis se caracterizan por su amplitud y la escasez de las precipitaciones anuales. Y por eso, no son ciudades muy pobladas.
Los habitantes del Sahara, se llaman “al badw” (los beduinos), son gentes que se habían acostumbrado a aquellas condiciones duras y tienen sus propios usos, costumbres y fiestas. Deambulaban por el desierto, ante la adversidad.

Algunas de estas costumbre son relacionadas con los diferentes aspectos de la vida: parto, bautizo, circuncisión de niños, noviazgo, matrimonio, repudio, muerte, funerales y otras relativas a las temporadas y meses religiosos sobre todo “Aïd Al Fitr” (fiesta post Ramadan) y “Aïd Al Adha” (fiesta del sacrificio) y los meses de “Sha’aban” y “Ramadan”.

Los saharauis son gente muy generosa y anfitriona. Cuidan mucho los detalles de la casa (tienda o casa moderna), los principios de la educación, el buen comportamiento con el otro, la relación con los diferentes animales, sobre todo el camello que nunca se cansa ni traiciona a su amo.

La tribu, en tanto que estructura social, reposa en las provincias del sur en algunos componentes como son el área geográfica común, el parentesco común, la cultura común. Son rasgos que conforman una entidad común. Y que es llamada con el nombre peculiar de: La Tribu.

Entre la población de las provincias del sur, la tribu en su sentido general constituye una agrupación o unión de unidades sociales de menor tamaño, que pueden ser troncos, castas o ramas.

Algunos genealogistas consideran que la apelación “cabila” (tribu) deriva del parentesco de consanguinidad que se remonta a las más remotas épocas de la historia. Las fuentes antiguas ofrecen, en este sentido, numerosos testimonios y ejemplos que han hecho que la historia sea más bien una historia de tribus que de civilizaciones y que la tribu se erija en una especie de
Estado con sus propios reglamentos basados en el espíritu de ciudadanía.

Dentro de la tribu, la comunidad es la más alta instancia referencial, ya que asume a la vez los cometidos del órgano arbitral y los del órgano ejecutivo. Consta de personas ancianas o de los líderes de los troncos. “La comunidad” es parte de un instancia arbitral interna que asume las funciones de arbitraje entre los grupos y los individuos, y promulga una serie de leyes consuetudinarias, en virtud de las cuales cualquiera que las infrinja, debe sufrir una serie de sanciones punitivas que vienen estipuladas en tales leyes.

En esto, cabe hacer alusión al consejo de “Ait Arbaín” que desempeña papeles sociales y militares. Así, en periodo de paz, éste se convierte en una instancia civil que regula las relaciones sociales dentro de la tribu, y realiza las funciones de arbitraje recurriendo a las leyes consuetudinarias e islámicas que promulga; y en periodo de guerra, se convierte en una instancia militar de defensa que se ocupa de defender a la tribu y a su entorno.

EL TÉ SAHARAUI

    El té y su ritual es, así mismo, la ceremonia con la que se recibe a un visitante o pariente y, a pesar de su carácter de pueblo nómada, los utensilios del té, nunca se abandonan; constituyen incluso la prenda más querida de todo ajuar saharaui.

La preparación del té tiene un ritual muy característico y es imprescindible respetarlo. Se hace en tres rondas, siendo el primer vaso amargo como la vida, el segundo dulce como el amor y el tercero suave como la muerte. El rito del té tiene su lenguaje particular. Por ejemplo, cuando una persona le ofrece el vaso con un discreto giro en la palma de la mano eso significa que le atraes. Es una obligación la visita diaria a los vecinos más próximos y familiares cercanos, si están enfermos o necesitan ayuda.

Se prepara en momentos particulares y se acompaña de ritos específicos.
Resulta casi imposible que una reunión o una velada tengan lugar sin servir el té, y sin debatir las noticias y cuestiones de la vida pública en torno a un azafate de té.
En este sentido, vemos que los saharauis mantienen todavía vivas las viejas tradiciones y rituales de preparación del té. Entre ellas, la de tomar el te en grupo, alargándolo en medio de una agradable conversación, brindando al conjunto de personas que tienen la oportunidad de presenciar esta ceremonia.
Dado que el té es prioritario y constituye la principal bebida que se debe servir al invitado, el hombre saharaui procura abastecerse desde siempre de esta indispensable materia que, antiguamente, solía traer de los países más remotos. Y puede verse en la obligación de pagar grandes cantidades de dinero por comprar el té, hasta tal extremo que, a raíz de una subasta, un kilo de té o de azúcar fueron trocados por unos camellos o por varias reses de ganado.
La persona elegida en el grupo para preparar el té se le llama “al-qiam” y debe cumplir ciertos requisitos: ser elocuente, dominar la poesía, tener buena educación y buen aspecto exterior y pertenecer a una familia de alta alcurnia. Obviamente, el hecho de designar a un miembro del grupo para preparar el té constituye un honor para el mismo, y no una obligación.
Los saharauis encuentran un placer especial en la contemplación del que realiza el te, y le hacen observaciones y comentarios sobre las faltas que pueda cometer, como el no saber manipular los utensilios de té, o el ofrecer vasos de té sin haberlos dejado hervir suficientemente, o el no cuidar la limpieza del azafate de té, o que exagere en sus movimientos.
Existen beneficios sanitarios que aporta el té y encontramos su facultad para facilitar la digestión, y así, vemos que los saharauis procuran tomarlo en abundancia, particularmente después de una copiosa y grasienta comida de carne.
Así pues, diremos que el Te, no es una simple bebida convencional, sino que constituye una prueba de la generosidad saharaui, y una muestra de cordialidad y hospitalidad ya que para el pueblo saharaui, es más importante ofrecer te que comida.
Y si da el caso de que, después de una larga sesión de té, llegan tarde unos invitados, los saharauis preguntan: ¿volvemos a preparar el té? Y, obviamente, están siempre dispuestos a preparar más té y a compartirlo con los demorados invitados por consideración y respeto a los mismos.

ARTE CULINARIO SAHARAUI

   La nutrición saharaui se compone, principalmente de carne, arroz y “leben”, (o leche de cabra).
Pero también han surgido otros platos como el cuscus, la assida, y los dátiles.
Los utensilios usados, son las vasijas de barro, bandejas grandes también de barro.

• El TIDGUIT
Existen varias costumbres y tradiciones inherentes al mes de Ramadán en las provincias del Sur, particularmente el uso de ciertas sustancias que raras veces, son recordadas fuera de ciertas celebraciones.
Entre las tradiciones que han acompañado a los habitantes, encontramos el fuerte consumo que se hace de los dátiles, del leben y de la carne.
Si el leben es considerado por algunos como una materia de suma importancia para los saharauis, muchos consideran que la carne no es menos importante dado que la preparan con meses de antelación, y diariamente la comen fresca.
Entre los métodos utilizados para preparar y conservar la carne para un largo periodo, tenemos los métodos de “tidguit”, o “tichtar”. La carne se prepara tras degollar el camello y repartir su carne de manera equitativa entre las familias establecidas en el barrio de las tiendas de campaña, llamado “al frig”.
Cada familia, después de recibir la porción de carne que le corresponde, procede a realizar la operación de cortarla bajo forma de tiras. Seguidamente, las familias despojan la carne de la grasa que contiene y la disuelven para obtener un líquido blanco, claro y espeso nombrado: “al-wdek”.
Se deja secar la carne exponiéndola directamente al sol y, una vez seca, se guarda en sacos especiales. En este caso, la carne es llamada “Tichtar”. El “Tidguit” en su forma definitiva sólo puede ser obtenido tras cocer la carne secada en poco agua encima de un fuego lento. Seguidamente, se procede a triturarla hasta obtener una masa, a la que se añade un poco del caldo donde fue cocida la carne, y a veces, se le añade cierta grasa.
El “Tidguit” y el “Tichtar” son considerados como el mejor plato que se pueda ofrecer a los invitados y constituyen una manera para solicitar los favores de las personas mayores, amén de formar parte de las provisiones del saharaui.

• EL MARHU (ARROZ)
Los saharauis acostumbran consumir arroz con carne de camello, y entre los platos que más consumen, encontramos ‘marou’ con carne (arroz con carne).
Se trata de un plato muy nutritivo y de fácil preparación, ya que se pone una cantidad suficiente de carne, preferentemente carne de camello, en un recipiente con un poco de aceite y sal, y después de cocer la carne, se quita la carne para poner arroz que se cuece en el mismo caldo de la carne. Y se ofrece la comida en un plato donde se pone la carne encima del arroz cocido

• TBIJA
El plato de “tbija” de carne, tanto de camellos o de ganado, es considerado como uno de los mejores platos que se pueda ofrecer al huésped en las provincias saharauis.
Se trata de un plato que se prepara, tras escoger las mejores carnes. La parte de los hombros para los hombres y la de los costados, para las mujeres.
Después, se cuece en una olla específica con un poco de aceite y de sal, ya que los saharauis no quieren añadir nada a la carne por considerar que pierde sus propiedades originales.

• EL CUSCUS
El Cuscús se prepara con la sémola de cebada que se pone en una olla agujereada llamada “Keskas” para cocerla al vapor que sube y se filtra por los agujeros del “Keskas”.
Una vez cocidos los granos de sémola, se le añade el caldo de la carne y se pone la carne encima, sea de camello o de oveja. Y muchas verduras, proporcionando un rico sabor.
Algunos pueden preferir el cuscús sin carne, y lo rocían con el leben o la leche de las camellas, y con un poco de azúcar. Entonces, se le llama cuscús “al-ghobba”, (es decir cuscús a secas o sin carne) precisamente por la dificultad de elaborar sémola con la harina de cebada.
Algunas mujeres prefieren evitar estas dificultades que supone elaborar la sémola, y optan por la sémola comercializada; igualmente han surgido últimamente, algunas cooperativas femeninas que preparan la sémola del cuscús de manera tradicional y la comercializan localmente.

INDUMENTARIA SAHARAUI

Hombre

   La pieza que utilizan los hombres es el Darrá, un traje ancho, con dos grandes aperturas en los lados y costuras por debajo, con bolsillos a la altura del pecho. Los colores varían entre el blanco, azul oscuro y azul claro. Debajo de esta pieza se lleva un pantalón bombacho, del mismo color que la pieza superior. Es confeccionado con un corte de tela de 7 metros, mas o menos, con un cinturón ceñido, llamado “al-kshaat”. En la cabeza llevan un turbante de color negro, o azul. Este se utiliza para varias cosas, por un lado para taparse del calor o del sol. Otros por pudor. Pero sirve para multitud de usos, incluso para limpiarse las manos, la boca, secarse el sudor, como cuerda …. Pero esto no le quita valor estético a esta pieza de tela.

Mujer

   La Melfa, es un traje de unos 4 metros de longitud y de 1,60 de ancho. Esta pieza de tela, es de muchos colores, y se utiliza para todas las circunstancias de la vida de las mujeres saharauis.

Según las circunstancias o celebraciones, las melfas varían a las que se utilizan diariamente. Al igual que se distinguen las que son de verano y de invierno.
Las que se ponen las jóvenes, son también distintas a las que utilizan las más mayores.
El arte de colocarse esta vestimenta, es interesante. Un nudo en cada hombro, la tela va envolviendo el cuerpo, y finalmente se cubre el pelo, y la boca, a gusto de la persona.
Las trenzas engarzadas al pelo, es una tradición, que se acompaña en la mujer saharaui. Es un elemento esencial en las bodas, ceremonias y fiestas.
Cuando las mujeres alcanzan cierta edad, las trenzas son naturales, y son recogidas en lo alto de la cabeza, dando forma a la melfa, una vez puesta.
El pelo, siempre está cubierto.

«HENNA»

   Los adornos en pies y manos realizados con henna, son muy habituales entre la población femenina saharaui.

La henna es una planta de donde se extrae un polvo que mezclado con agua y bien amasado, se forma una especie de barro. Una vez quitado deja un color anaranjado oscuro  en la piel.

MÚSICA Y BAILE

   Para hacer la música, poseen sus propios instrumentos. Como base del característico ritmo saharaui se utiliza el tubal o tambor de madera. La encargada de tocarlo es la mujer.

Sobre la arena del desierto hombre y mujeres bailan, pero son ellas, las que atesoran y transmiten esta forma de expresión.

 Los movimientos en los bailes saharauis son suaves y estilizados, siendo las manos, decoradas, y los dedos, oscurecidos con henna, los que dibujan en el aire o sobre el cuerpo el trabajo de la percusión.

Podemos hablar de dos tipos de bailes:

1.- La Tuiza. Se trata de un baile colectivo con evidentes raíces nómadas, interpretado fundamentalmente por las mujeres. Narran con la mímica de sus manos los diferentes momentos de la vida cotidiana del grupo. Por ejemplo «el juego del tambor», combinando con habilidad el toque del tambor y los estilizados gestos de las manos, la bailarina nos cuenta como se lava la cara, como se peina o se pinta los ojos, como se perfuma o adorna para realzar su belleza.

2.- El asociado a las fiestas, las bodas o los nacimientos.

ARTESANÍA

   El arte saharaui es un arte de miniaturistas, se trata de un arte de aparente simplicidad con motivos geométricos que esconden significados difíciles de descifrar para los no expertos.

Destacan los tapices de cuero, los recipientes de madera, pulseras de madera… Los diseños tienen equivalencias al alfabeto árabe. Si leemos los motivos decorativos, podemos observar como el numero cinco aparece con mucha frecuencia, ya que simboliza la mano de Fátima, la Providencia y resume la Ley y la Religión.

La artesanía forma parte del patrimonio histórico de las tribus nómadas. Pero, la tipología de los productos y las vías de su comercialización conocen en la actualidad profundas mutaciones, debidas a la sedenterización de los nómadas y al cambio sufrido en los hábitos de consumo.

La industria artesanal en estas zonas reposa en la transformación por parte de los artesanos de las pieles de cabra y camello, de la plata, del marfil de color y del barro local en productos útiles y en obras de arte (joyas, productos de cobre,…) En este sentido, el complejo artesanal, instituido en Laâyoune, contribuye a la organización y formación de los artesanos.

En relación con los productos manuales, el saharaui se muestra muy creativo en la elaboración de algunos productos manuales tradicionales y populares, de los que cabe citar “Asarmi”, una especie de almohada de cuero engarzada con varios dibujos, los múltiples utensilios caseros como los baúles y pequeños cofres que se utilizan para guardar los perfumes y las alhajas femeninas, y pueden ser utilizados para guardar algunos objetos y documentos importantes como los manuscritos y las actas de venta, de matrimonio y de propiedad.

El desarrollo de este sector mantiene una estrecha relación con el patrimonio cultural de los nómadas, el cual reposa en gran medida en la cría de cabras y camellos, puesto que las pieles de estos animales se utilizan en la elaboración de otros productos como los taburetes de piel, las sandalias, y las cerdas se utilizan para tejer alfombras y tiendas de campaña de los nómadas.

Los saharauis se caracterizan igualmente por su vestimenta azul que, en su mayoría, se importa de Mauritania. También hay otras facetas de la artesanía que conocen cierto éxito, particularmente la orfebrería y el trabajo de cobre.

Se calcula que el número de puestos de trabajo que ocupa el sector es de 960 artesanos, el 2% de la población activa en la región, que se reparten entre 14 actividades productivas. Además, la construcción de un complejo de artesanía en Laâyoune ha contribuido a la mejora del nivel de aprendizaje y a la formación de los artesanos jóvenes, amén de fomentar y promocionar la artesanía loca.

La artesanía saharaui que se inspira de la riqueza cultural de las provincias saharauis puede desarrollarse y conocer una nueva dinámica a través de su relación con la actividad turística.

RELIGIÓN

   Actualmente el 100% de la población saharaui es islámica.

El Sahara Occidental se mantuvo durante cuatro siglos con sus propias creencias.

La religión ha sido siempre un elemento fundamental para la sociedad saharaui. En el Sahara conviven dos formas de ver y de practicar el Islam. Por una parte están los saberes ortodoxos de los que deriva la teología y el derecho islámico. Por otra parte están las creencias populares, los místicos y las cofradías.

Otros aspectos relacionados con la religiosidad popular tradicional, son las prácticas rituales y mágicas, los tabúes alimenticios, los males de ojo, las acciones de los espíritus y los diferentes tipos de prodigios. Entre la población saharaui también es conocido el uso de amuletos con diferentes finalidades.