UN GRUPO DE MUJERES DESMINAN EL DESIERTO SAHARAUI
LAS RIQUEZAS DEL SAHARA OCCIDENTAL
EL PUEBLO SAHARAUI: MULTITUD DE PERSONAS QUE DEPENDEN DE LA AYUDA INTERNACIONAL
EL SAHARA OCCIDENTAL Y LOS DERECHOS HUMANOS
EL PRIMER ESTADO DEL SAHARA OCCIDENTAL
CÓMO AYUDAR AL PUEBLO SAHARAUI
RELATO DE UN VIAJE A LOS CAMPAMENTOS
UN POCO DE HISTORIA SOBRE EL SAHARA
LA PRISIÓN DEL TIEMPO: LOS CAMBIOS SOCIALES EN LOS CAMPAMENTOS DE REFUGIADOS SAHARAUIS
VIDA EN LOS CAMPAMENTOS
IDENTIDAD DEL PUEBLO SAHARAUI
UN GRUPO DE MUJERES DESMINAN EL DESIERTO SAHARAUI
(Texto parcial basado en una publicación de “El Mundo” 28/03/2009)
El pasado diciembre, 94 países, entre ellos España, firmaron en Oslo el tratado que prohíbe las bombas de racimo. Sin embargo, hay territorios infectados de estos sanguinarios artefactos. Un grupo de 3 mujeres, valientes donde las haya, desactivan miles de ellos.
En mitad del desierto del Sahara, tres mujeres y tres hombres caminan entre la arena, envueltos en pesados chalecos azules. Las chicas llevan sus cabezas cubiertas por turbantes y su cara protegida por una mascara de plástico transparente. Alrededor de su cintura, unos artilugios pitan cada vez que se encuentran con algún objeto metálico. Se mueven dentro de un rectángulo amarillo, que es parte de su equipamiento. Todo acontece en una máxima lentitud. Buscan en cada palmo del territorio, de forma prudente. Asegurándose de que cada movimiento no va a perjudicar su vida.
Estas chicas son Marian, Toufa y Chaia y son las primeras y únicas mujeres saharauis que trabajan en el programa de desminado del Sáhara Occidental. Desde hace un año, arriesgan su vida para desactivar minas antipersona, bombas de racimo, misiles y todo tipo de artefacto explosivo enterrado en el desierto. Estas mujeres, dicen y aseguran que no creían de la existencia de tantas de estas minas. Todos hablaban, pero la realidad, supera la ficción. Marian tiene 23 años, Toufa 28 y Chaia 39. Y a pesar de su juventud, todas tienen una gran fortaleza.
Hasta 10 millones de minas y bombas de racimo se ocultan a lo largo de los 2700 kilómetros que mide el muro de la vergüenza. Así se refieren los saharauis a la enorme fortificación que separa el Sáhara ocupado por Marruecos, desde 1975, de los territorios reconquistados por el Frente Polisario, durante 16 años de una guerra sangrienta que acabó en 1991 y dejó centenares de muertos entre la población civil. Es una larga herida de alambre de espino y arena que rompe en dos un pueblo y su país. El reino de Marruecos, lo construyó en los 80 para repeler los ataques de los guerrilleros saharauis, y llegó a gastarse en su mantenimiento la cifra astronómica de tres millones de dólares diarios. Vigilado permanentemente por 165000 soldados armados hasta los dientes, el muro del Sahara está considerado como el mayor campo de minas del mundo.
En el Sahara, una ONG inglesa ha instalado su cuartel general para esta labor en Tifariti, una pequeña aldea del desierto a 600 km. de Tindouf (Argelia). Es ahí, en Tindouf, donde está el mayor asentamiento saharaui, y donde 200.000 refugiados saharauis malviven desde hace ya 34 años en campamentos precarios y en las condiciones humanas y sanitarias más desesperadas.
Tifariti es un emblema en la reciente historia de los saharauis. Esta aldea está en la parte de la zona liberada. Aquí recalaron los primeros refugiados tras la ocupación de Marruecos, después de la retirada de España. Sobre estos campamentos improvisados cayeron las bombas marroquíes de NAPALM y fósforo blanco, en 1976. Desde ese momento, este poblado está habitado solo por nómadas y un puñado de militares polisarios que defienden los territorios arañados a los marroquíes a costa de muchas pérdidas humanas. Una escuela sin alumnos, un hospital sin pacientes y una decena de casas en ruinas, construidas en la época de la colonización española, son los únicos edificios de este peculiar asentamiento.
El lugar donde permanecen las tres valientes mujeres, es un local austero, tan sólo es un cuarto oscuro con una mesa, un televisor una nevera y un hervidor de agua para el café. Comparten habitación. Y duermen todas en el mismo lugar. Ellas se enteraron de este trabajo por la radio, en el caso de Marian y Toufa, sin embargo, a Chaia, se lo comentó un amigo. Para las tres es un proyecto humanitario muy bonito. Y una labor que contribuye a disminuir el número de minas y así el número de victimas que puedan caer. Es un orgullo para sus familias y sin duda alguna, para el pueblo saharaui, el valor y el avance de estas tres mujeres, representa un gran desafío y una muestra de fortaleza de la mujer saharaui.
Tifariti, es una tierra prometida, sería el primer sitio a donde acudir si llegara a celebrarse el ansiado referéndum sobre la autodeterminación que la ONU viene prometiendo y aplazando desde hace 30 años. Por ello, la limpieza de la zona es primordial, para que la celebración pueda realizarse sin ningún peligro de victimas, y sin más derrame de sangre. Pero además de Chaia, Marian y Toufa, otras mujeres trabajan en la parte administrativa, con ordenadores y ocupándose de las tareas organizativas. También hay hasta un cocinero, un experto en tecnología informática y GPS, un médico alemán…. Los sanitarios son los encargados de prestar auxilio en caso de accidente, pues no olvidemos que están en contacto con materiales explosivos. Pero no olvidemos que se presentaron 35 chicas para este trabajo tan difícil, tras la difusión en la radio. Y que sólo 3 fueron las elegidas. Dejaron su mundo para enrolarse en un proyecto que lleva riesgos, pero les mueve un fuerte compromiso patriótico. Quieren ayudar a su país, de una manera que nadie hasta ahora, lo había hecho. Han conseguido hablar de minas, como quien habla de pepinos, pues para ellas forman parte de la rutina. Y son capaces de visualizar la telenovela árabe, al mismo tiempo que responden a una entrevista para cualquier revista española.
A lo largo de la historia, varios han sido los accidentes ocurridos a causa de las minas. El más grave en febrero de 2007, cuando un niño de 14 años murió a consecuencia de una explosión de bomba de racimo. Su hermano resultó herido.
Suelen haber otros accidentes que no son contabilizados, porque suelen resultar heridos pero sin pérdidas ni amputaciones, aunque de vez en cuando, la gravedad supera las leves heridas. Recientemente, en abril del 2009, ocurrió otro grave accidente. Cuando un montón de gente, españoles, saharauis y de todos los lugares, se manifestaban ante este muro de la vergüenza, explotó una de las minas, cogiendo a un joven manifestante, que vio su pierna amputada. Un héroe más bien victima de la herencia que el fin de la guerra dejó.
Tras el alto el fuego militar de los años de guerra, se quedaron en el desierto esta plaga de chatarra explosiva. Bajo la arena, enterradas. Y ni el aire consigue llevárselas, ni el sol desintegrarlas, solo la labor humana. Los acuerdos internacionales entre Marruecos, el Polisario y la ONU, que prohíben a los equipos acercarse más de 5 km. del muro, considerada como zona franca, dificulta el trabajo de desminado. La magnitud del muro y la escasez de recursos, convierte la limpieza del Sahara en una labor titánica. Y hay que estar verdaderamente motivados, para no desanimarse. Estas armas son altamente peligrosas, y mortíferas, porque en su interior, contienen minibombas que quedan diseminadas por el territorio y explotan cuando alguien las pisa. Marruecos empleó estas armas en la guerra contra el frente POLISARIO, y no ha firmado el acuerdo en Oslo, ni tampoco EE.UU., Rusia, China e Israel. Cuanto ni más, esta negación de firma resulta curiosa. Tampoco Marruecos ha suscrito la convención Ottawa de 1997, que prohíbe el uso de minas antipersonas, minas que causan hasta 20000 victimas al año en todo el mundo. Además estos artefactos obstruyen el desarrollo económico, impide toda actividad agraria, ralentiza la reconstrucción de infraestructuras y tienen impactos negativos en la pacificación y la asistencia humanitaria.
El té no falta entre ellas. Se prepara de forma minuciosa, se sirve en vasos diminutos, y tres veces, lo que significa que poco a poco va perdiendo amargor: primero amargo como la vida, después dulce como el amor y el último suave como la muerte. También la ceremonia del te, requiere paciencia, y es un ritual que se repite a todas horas, en todos los rincones del desierto, desde las zonas nómadas hasta los cuarteles militares, desde las zonas liberadas, hasta las refugiadas y desde los miles de hogares saharauis, que ya están asentados en la península. El té, se extiende por todo el mundo. Y la tertulia alrededor de la ceremonia, es esencial. Y es en estos momentos cuando la broma y la seriedad se mezclan en las sonrisas saharauis, en las miradas de esperanza y en la hospitalidad de todos ellos.
Y mientras, al otro lado, en las zonas refugiadas, otros miles de saharauis, confían en la labor de estas mujeres. Y esperan que no se olvide en el mundo entero, que tras la descolonización de Sahara español, un territorio quedó huérfano, una población quedó sin patria, y un País ocupó lo que no le pertenecía. Y que en este caso, el paso de los años, no le dará la razón a la ocupación, sino a los exiliados y refugiados saharauis.
Esther.
LAS RIQUEZAS DEL SAHARA OCCIDENTAL
El Sahara Occidental, es justamente lo contrario de lo que la propaganda marroquí y la franquista, difundieron. Se trata de un territorio de grandes riquezas naturales. El hecho que el régimen de Franco fuese incapaz de aprovechar estas riquezas, no es extraño, pues tampoco supo hacerlo en el territorio peninsular. Pero Marruecos tiene un objetivo muy claro y definido: apoderarse del Sahara Occidental porque allí existe un futuro económico que no piensa dejar escapar.
Marruecos carece de combustibles propios, así pues, su dependencia energética es total. Unos yacimientos de petróleo, por pequeños que sean, sacarían al país de esa situación, y permitirían crear un país al estilo de las economías del golfo Pérsico, con lo que todo Rey sueña, y más aún los reyes marroquíes, desde que se instaurara la Monarquía. No debemos olvidar, que es una Monarquía ambiciosa. El dinero del petróleo, garantiza estabilidad en las condiciones de mayor injusticia, como sucede en las zonas de los Emiratos petroleros. Algunas compañías norteamericanas, Mobil, Texaco, Gulf, Esso, hicieron prospecciones en la zona, allá por los años 60. Pero los resultados aún hoy permanecen en secreto, si bien existen informaciones parciales de diverso origen que dan por cierto que existen yacimientos de petróleo y gas natural en el subsuelo saharaui y en la costa.
Los hidrocarburos son, posibilidad de la zona, pero el fosfato es un hecho. Las minas de fosfato, son la mayor fuente de ingresos económicos a través del Sahara que tiene Marruecos, usurpando estos beneficios al pueblo saharaui. La mina de Bucraa es el yacimiento de fosfatos más grande del mundo y también una de las minas a cielo abierto más productivas. Sin olvidar que se trata de yacimientos de los que se extrae material de alta calidad, con una densidad del 85% de fosfatos.
Otros elementos naturales que ofrece el territorio del Sahara Occidental se encuentran en el Zénit y en el Nadir. El Sahara tiene sol y espacio para extender huertos solares como para abastecerse de una energía limpia y renovable y para ceder, vender o mantener a otros conectados. Por debajo del suelo, agua, muy abundante potable y útil para la agricultura. De hecho parte de la población saharaui ya se dedicaba a la explotación agrícola antes de la invasión y antes de la colonización. No hay duda de que el pueblo saharaui tiene todos los recursos para ser autosuficiente en materia de energía, alimentación e industria.
La otra fuente de recursos naturales es el mar. Más de 1000 km. de costa constituyen por si mismos una garantía de alimentación de la población saharaui, y también de otras poblaciones. Un gran banco de peces. Una explotación adecuada y sostenible de los recursos marinos, puede ser suficiente para abastecer las necesidades locales y para establecer unas cuotas de extracción a terceros países, que llevan bajando a estas aguas desde hace siglos. La existencia de estas riquezas contribuye a confirmar el carácter económicamente viable de la República Árabe Saharaui.
Y después de todos estos datos analizados, después de la usurpación y aprovechamiento de los recursos naturales saharauis, por el Reino de Marruecos, cabe preguntarnos, que tras el retorno del Sahara Occidental, a los saharauis, ¿cuál será la deuda económica que Marruecos tendrá que entregar al Sahara? Tantos años de éxodo saharui, debe ser recompensado, no solo con el territorio, sino con la devolución de todo lo que Marruecos esta ingresándose a costa de los saharauis, desde hace décadas, haciendo incrementar las arcas del Reino Alauí, sin que ello permita que el pueblo marroquí viva mejor. Simplemente sirve para incrementar las riquezas y posesiones de un Rey, postrado en una silla, que ignora como la multitud del Reino se muere de miseria y de hambre. E ignora también la justicia, los derechos humanos, la lealtad … y por tanto ignorar, todavía sigue ignorante, de que el Sahara no le pertenece. Y que el Sahara Occidental es de los saharauis.
(Fuentes: datos de Internet)
Esther.
EL PUEBLO SAHARAUI: MULTITUD DE PERSONAS QUE DEPENDEN DE LA AYUDA INTERNACIONAL
En Tindouf, Argelia, se puede encontrar una especia de Sahara Occidental en miniatura. Sus wilayas, sus dairas , sus nombres, … Los campamentos de refugiados saharauis en Tindouf tienen un origen concreto: la invasión marroquí del Sahara Occidental en 1975 con la llamada Marcha Verde. Desde hace 34 años, los refugiados saharauis tienen su hogar en una zona desértica y pedregosa, sin agua, sin ninguna clase de recursos y sometidos a un régimen climatológico extremo con frecuentes tormentas de arena. Cuando el éxodo saharaui se detuvo, lo hizo en un lugar que los propios nativos llaman “la Hamada” (infierno). Nadie podía apostar por la supervivencia de estos héroes, que décadas después permanecen, erguidos y fuertes, luchando pacíficamente por la tierra arrebatada.
Desde que en 1975, Marruecos decidiera invadir el Sahara Occidental y anexionarlo, los saharauis huyeron de sus ciudades y pueblos empujados por la violencia de Marruecos, intentando ponerse a salvo. La invasión marroquí, tuvo dos caras: la civil, con mujeres y niños al frente, y la militar, teniendo esta última mucha menos repercusión propagandística.
Con la huida de los saharauis, les acompañaron bombas de fósforo y Napalm que el reino de Marruecos disparaba contra hombres, mujeres, niños y ancianos, al tiempo que se trasladaban con lo puesto. Y fue, en este enemigo país de Marruecos, Argelia, en su región de Tindouf, donde se asentaron. La situación geográfica de Tindouf, es a 50 km. de la frontera y a 500 km. de El Aaiun, en la zona más árida e inhóspita del desierto Argelino. Tras un año de su llegada al lugar, los primeros pobladores habían conseguido una población de 50.000 personas y han llegado a ser 200.000.
- La vida allí, en los campamentos
La vida de las poblaciones refugiadas es siempre precaria y difícil, en cualquier lugar del mundo, pero resulta más dura y extraña en un lugar donde no hay absolutamente nada, que es puro desierto, con escasa agua y sin materias primas de ningún tipo. Sin posibilidad, además de cultivo, por la pedregosa tierra. Y sin posibilidad de pesca, por su situación en el interior. Es por eso que se destacan los primeros años de asentamiento, como los más duros. Al éxodo se unió la dureza del terreno y la guerra, pues los hombres se unieron al ejército saharaui, el Frente Polisario. Y así, de esta forma tan hostil, estuvieron los siguientes 25 años. La sede del Polisario se estableció en los campamentos de refugiados saharauis, y se instalaron las construcciones básicas de: hospitales, escuelas, centros de juventud, e incluso cárceles, donde se intercambiaban prisioneros marroquíes. Soldados capturados marroquíes, a cambio de soldados prisioneros saharauis. De esta forma, fue como las mujeres tomaron las riendas de los campamentos. Y pusieron en marcha todas las instituciones. Junto a las Haimas primeramente instaladas, fueron realizando construcciones de adobe, más resistentes al frío y al calor, y más cómodas que las haimas. Todo esto lo realizaron con las manos de las familias.
La carencia mas notable en los campamentos es la electricidad y el agua corriente. Así que iniciaron con hogueras de leña, y posteriormente la energía calorífica fue el hornillo de gas. Pero poco a poco y haciendo uso de la energía más preciada en el desierto, el sol, fueron instalando placas solares, que les ha solucionado muchos problemas en este tema. Las casas no suelen albergar muchos muebles, más bien, está rodeada de colchonetas, que hacen de sofás, y en mitad una mesa pequeña que sirve para comer. Pero en ausencia de ella, bien sirve un mantel en el suelo. No faltan los aparatos del te, en todas las salas. Y un hornillo, de carbón, o de gas. El agua provenía de pozos cercanos, pero contenía un alto nivel de salinidad y debido a las fosas sépticas, estaba contaminada, por lo que fueron clausurados dichos pozos. Así que en la actualidad, el agua es recibida por camiones cisternas, que dispensan en unos depósitos de agua grandes, que cada familia dispone, y se recargan periódicamente. Los depósitos son de hierro, y en verano, esta agua, puede alcanzar temperaturas altísimas. Se utiliza para el aseo y para el consumo.
Actualmente también están proliferando las cooperativas agrícolas, gracias a proyectos de ONG españolas, y de otros países, que están empeñando esfuerzos en conseguirlo. Pero no es tarea fácil, debido a la tierra salina y difícil. Los resultados son pequeños. Y la iniciación de uno de estos proyectos, requiere la supervisión y la continuidad anual del mismo, para obtener mayores resultados. Las granjas avícolas, (escasas todavía) están empezando a dar pequeños rendimientos también, pero siempre hablando de beneficios animales, y nunca beneficios económicos.
La alimentación es escasa. Reciben todo de fuera, desde el agua, hasta los alimentos básicos. Por ello, y debido a la escasa variedad, uno de cada cinco niños presenta problemas de malnutrición en Tindouf. La privación de alimentos frescos, verduras, frutas, pescado, carne…es la consecuencia de estos problemas nutricionales. La anemia, está también presente en las mujeres. Y sobretodo en las embarazadas, más vulnerables en periodos de gestación. El trabajo no cesa, ni mucho menos en los momentos de esperar un niño. En los campamentos un día es similar a otro. Y el trabajo de un día no significa el descanso del día siguiente.
- Adaptación y Reutilización en los campamentos
Los campamentos muestran una gran lección de aprovechamiento y reutilización de materiales. Los contenedores de la ayuda internacional bien pueden convertirse en edificios de almacén o vivienda ¿curioso? Con chapa de los vehículos bombardeados, alambre y cuerda pueden hacerse un corral; los barriles metálicos se encuentran a cada paso, reconvertidos en depósitos. No hay nada desperdiciado ni que no se reutilice. Tan solo permanecen inerte, las bolsas de plástico que los españoles llevamos, con marcas como “mercadona”, “consum”… Es lo único inútil de reutilizar. Y el aire las traslada de un lugar a otro de las dunas del desierto, y pasan los días, los meses y los años, y siguen allí. Desgastadas por el sol, pero sin desintegrarse. Formando pequeños montículos de fina arena de desierto.
Quizás sean las duras condiciones de este hábitat, lo que ha hecho que el pueblo saharaui levante una gran comunidad, cohesionada y fuerte. Preparada para subsistir en la más increíble de las situaciones planteada. Y ese gran motor que persiste en el desierto es “la mujer”. Poniendo en píe la organización de la República Árabe Saharaui, mientras los maridos, hermanos, padres, hijos, estaban luchando en la guerra, mientras existía el fuego abierto, o en el ejercito, una vez llegado el alto el fuego.
¿Las mujeres? Cuidan de la educación de los hijos, de la casa, de la organización de la familia, de la administración, de todo cuanto tiene que ver con el desierto y con el trabajo diario. Nada débiles. Siempre fuertes. Siempre dominando la situación, a pesar de la cultura y la religión. Bajo las coloridas melfas, encontramos al colectivo femenino, mujeres capaces de imponer todo lo que se les antoja. Y con una fortaleza, doblemente superior a la del hombre, que son quienes trasladan al exterior, todo cuanto ellas desean. Sin duda alguna, son el emblema del triunfo de la sociedad saharaui.
La distribución de los campamentos se estructura por wilayas, que aquí sería el equivalente a provincias. Cada wilaya tiene varias dairas, que aquí sería similar a las ciudades. Y cada daira tiene 4 barrios, que podríamos denominar: pueblos o barrios. Las wilayas son: Aaiun, Smara, Auserd y Dajla. Rabouni sería el centro político y administrativo, situado entre el primer campamento de refugiados que se creó en 1976. Hay dos hospitales generales, dos escuelas internados (12 de octubre y 9 de junio), una escuela de mujeres (27 de Febrero) y un complejo avícola-agrícola. Así mismo, cada wilaya dispone de un Hospital a nivel provincial, un centro de salud dispensario por cada daira, una escuela provincial, una guardería por daira y un pequeño huerto. Los cinco comités que existen son: de salud, de educación, de suministros, de desarrollo económico y de arbitraje y asuntos sociales. Cada adulto debe formar parte a uno de estos comités.
Políticamente tienen una gran organización. Existen los consejos locales de Daira y los provinciales de Wilaya. Cada daira dispone de un alcalde, y periódicamente son cambiados de daira, para evitar el estancamiento de la daira, y que se realicen nuevos trabajos e ideas.
Respecto a la EDUCACIÓN, elemento fundamental de todo pueblo, los niños y niñas saharauis, están escolarizados, cursando incluso estudios superiores en países contiguos como Argelia y Libia o más lejanos, como Cuba. Los profesores fueron formados mayormente en Cuba. Así como los médicos, medicas y enfermeras. Han dedicado un gran esfuerzo humano para que eso ocurra. Y sus estudios, siempre fueron centrados, o en la mayoría, para retornar a los campamentos y formar a su pueblo.
En otras ocasiones, jóvenes con ansias de prosperar en otros mundos, decidieron un futuro en países europeos. Trabajar en aquello que han estudiado y obtener un salario por ello, es el sueño de cualquier joven estudiante. Y muchos así lo hicieron. No sin el deseo del regreso a sus campamentos, para ayudar económicamente a sus familias, o para establecer una nueva familia.
La situación ha mejorado desde que se produjera el alto al fuego. Pero en materia de salud, la precariedad de los instrumentos debilita los resultados obtenidos en muchas ocasiones. Y a veces resulta imposible salvar muchas vidas.
El hecho de que los saharauis refugiados permanezcan en los campamentos desde hace tanto tiempo, ha acentuado la colaboración solidaria que ya existía en el pueblo nómada. Las ONG españolas, se han implicado de forma voluntaria con el futuro y la causa saharaui, colaborando y cooperando en el desarrollo de un pueblo e intentando evitar la dependencia exterior.
La artesanía que todavía conservan y todo el conjunto de fortaleza de estos nómadas, han contribuido a que el pueblo saharaui no se haya convertido en una comunidad subsidiada en la pobreza. Al contrario, pues resultó ser un grupo, que decidió no quedarse de brazos cruzados, y ha hecho frente a su situación, con mucha dignidad y con gran orgullo de no resistirse a su Tierra. Una Tierra, con mayúsculas, que ansían recuperar, pues un pueblo sin Tierra, es un río sin agua, una playa sin arena o un arco iris sin color. El pueblo saharaui refugiado desde hace décadas, con sus mujeres y hombres, sus ancianos y jóvenes, con sus niños, todos unidos, miran al futuro. Con los ojos bien abiertos, sin parpadear, ojos que no cegara nunca el sol del desierto, ni cubrirá la arena de la Hamada argelina.